Inteligencia corporativa, inteligencia económica, e inteligencia competitiva son términos similares, aunque, en la práctica presentan ciertas diferencias. La “inteligencia” persigue en cualquiera de sus vertientes la finalidad última de tener la capacidad de poder anticiparse a situaciones futuras. De esta forma se tomarán las decisiones adecuadas. Esto se consigue por medio de la información obtenida de las diferentes fuentes de información existentes. Existen procesos específicos para cada tipo de inteligencia, sin embargo todos requieren una fase exploratoria. Además de búsqueda, recopilación y en su caso adiestramiento de fuentes HUMMINT, OSINT, SOCMINT, etc.

La información debe ser recopilada y organizada mediante sistemas jerárquicos que permitan su posterior análisis. Después debe ser presentada para su debida interpretación, y devuelta al sistema para su aplicación dentro del llamado círculo de inteligencia. La inteligencia competitiva se rige por la Norma UNE 166006:2011. Gestión de la I+D+I – Sistema de Vigilancia Tecnológica e Inteligencia Competitiva, dirigida principalmente a mejorar la fortaleza y potencial comercial de empresas y otras organizaciones.

En el mundo de hoy, competir en el mercado requiere la aplicación de técnicas especializadas. Es por esto por lo que la inteligencia en las empresas toma especial relevancia. Cuando hablamos de “inteligencia competitiva” no referimos a la puesta en marcha de estrategias, tácticas y técnicas encaminadas a la realización y ejecución de un plan de actuación. Este plan tiene como intención que permita bien posicionarse con éxito en el mercado o también poder mantenerse con garantías. Por tanto, el detective privado madrid puede convertirse en una herramienta esencial para conseguir el éxito de su empresa.